José Luis Perales: "Simplemente quiero ser feliz haciendo una canción"

Fue el lunes 27 de febrero de este año cuando José Luis Perales pasó por última vez por Chile, en la noche de cierre del Festival de Viña del Mar. A ese escenario regresaba como un triunfador histórico, pero pese a ese cartel, logró regalar al evento una postal verdaderamente inusual: No sólo tuvo en escena al jurado en pleno exigiendo la Gaviota de Oro para él, sino que además pudo sumir a ese voraz público en una emoción al borde del recogimiento, a punta de clásicos imborrables.
Es el recuerdo más cercano que se tiene aquí del español, pero no es exactamente lo que se verá de él en la visita que esta semana realiza en el país, y que abrió ayer con un aplaudido paso por Concepción.
"Va a ser muy distinto. La gente no me perdonará que no cante las canciones históricas, pero habrá también canciones del disco", dice en conversación con Emol.
Y ésa es la principal diferencia. Porque cuando Perales habla de "el disco", habla de una pieza con nombre propio: Calle Soledad, el álbum que publicó este año luego de seis sin un trabajo inédito. Se trata de un disco profundo, y que estructura buena parte de un concierto que volverá a repetirse hoy en el Teatro Regional del Maule (Talca), el viernes en el Casino Enjoy de Los Andes, y el sábado en el Teatro Caupolicán.
El álbum, confiesa Perales, lo tiene "como niño con zapatos nuevos", tras sentir que logró superar los diversos desafíos que se puso al trabajarlo. "Quizá el principal debe ser la innovación que debe acompañar al disco, sobre todo después de haber hecho tantos y durante tantos años", cuenta. Así, el español habla de cierta "modernidad" aportada por el trabajo de producción que realizó su propio hijo (Pablo Perales), quien llegó "con ideas estupendas para un Perales que o se renueva o se muere".
El resultado, dice, se resume en "buscar, no quedarse atrás, pero tampoco pretender ser joven cuando no lo eres. Ese término medio creo que lo hemos conseguido".
El otro desafío fue no dejarse presionar por una obra enorme, que cuenta con clásicos como "Y cómo es él", "Quisiera decir tu nombre" o "El amor", entre muchísimos otros. "Todas esas canciones tuvieron mucha oportunidad de difusión, para que volaran, se asentaran e hicieran historia. En la era de la música que escribimos ahora, esa oportunidad no la vamos a tener. Esa esperanza de que queden como clásicos, ojalá que sí, pero no la tengo. Lo que me importa realmente es que cuando escribo un disco no me sienta preso de eso que puede ser un lastre. No me propongo superarlo, sólo me siento como un joven de 18 años, escribiendo una canción como si fuera la primera, emocionándome de nuevo cada vez que tengo una frase musical que me gusta, o un verso. Esa emoción de componer es lo que me mueve, no la competencia con lo que ha habido ya. Simplemente quiero ser feliz haciendo una canción", cuenta.
Pese a ello, Calle Soledad cuenta con temas contundentes, como las íntimas y desoladas "Por qué seguir viviendo" o "El invierno", entre otras que refrendan su estatus de cantautor, más allá de lo romántico. "En este momento no hago una canción con una referencia concreta para estar en la onda de lo que se hace. Tampoco estoy en lo que ahora mismo se hace. No he dado concesión a la comercialidad o al estribillo fácil, no. Ha sido desnudar el alma, tratando de que literariamente sea más rica la expresión musical, que me deje feliz, que sea sincero. Curiosamente, cuando haces estas cosas sin ninguna presión comercial, es cuando salen las cosas más fluidas, más auténticas (...). Es verdad que tiene más de cantautor que de cantante comercial de baladas".
En sus presentaciones se verá entonces ese perfil más los clásicos, "y habrá incluso canciones rescatadas, antiguas, pero en un formato totalmente diferente", adelanta. "Una crítica hablaba de tres Perales en uno, y es verdad: Canto canciones con todos los músicos, sólo mi voz con un piano, y otras con dos guitarras acústicas. Incluso toco la guitarra, que nunca antes lo había hecho en un concierto".