Más que cantante o compositor, José Luis Perales es un
abuelo feliz. Si no lo dijera tan orgulloso como lo dice, igual se le
notaría en cada palabra que pronuncia.
La culpable de todo es Manuela, una pequeña de ojos
claros que se ha convertido en la inspiración del nuevo disco, que el
artista español presentará el sábado 3 de noviembre en el Palacio de los
Deportes.
De ella, de su gira por Latinoamérica y hasta de su nueva faceta como escritor de novelas, habló en confianza con Viva.
¿Qué está preparando para su presentación en Costa Rica?
Es
un espectáculo muy bien preparado, una presentación diferente en la que
voy a cantar con varios músicos de la banda; hay un espacio en el que
canto solo con un piano, también, un espacio acústico con guitarras, en
el que interpreto algunas canciones antiguas y nuevas. En fin, es una
presentación bastante variada, dentro de lo que soy de austero.
Esta es una gira intensa, ¿cómo se ha sentido hasta ahora?
Muy
bien, veo una gran fidelidad de la gente. He empezado por Chile, ha
habido cuatro conciertos, y otros tres en Argentina, y la verdad es que
estoy muy contento porque en todos los sitios, aparte de estar llenos de
gente, hay un entusiasmo especial. Estoy muy contento, espero llegar a
Costa Rica igual de contento para darles mi música y un poco de mi
corazón también.
Aunque la gente siempre le pide que cante sus grandes éxitos, esta es una gira para promocionar su nuevo disco, ¿cierto?
Es
una presencia más de las que hago y, lógicamente, si hay un disco nuevo
también es motivo para presentarlo a mis seguidores. Además, siempre
que hago una gira me gusta mostrar algo nuevo, diferente, en esta
ocasión se daba que el disco Calle Soledad estaba terminado; ha salido hace muy poco tiempo y lógico es proponerlo.
¿En el álbum hay una canción dedicada a su nieta Manuela?
Claro, hay una nieta que ha llegado y me ha dado toda la inspiración para escribir una canción para ella; se llama Canción para Manuela.
Además los derechos de autor de esa canción van destinados a aldeas
infantiles SOS, con quienes colaboro desde hace muchos años. Pero,
después de Manuela ha llegado otro nieto, su hermano Guillermo, lo que
pasa es que no me ha dado tiempo de hacer otra canción. Imagino que eso
me condicionará el futuro y me hará componer otro disco, aunque no sé
si, entonces, voy a ser muy mayor para tantos discos y tantas canciones
(ríe).
¿La canción retrata a la nieta Manuela o al abuelo José Luis?
Retrata
al José Luis abuelo; es un poco los sentimientos que te despierta una
personilla cuando llega. Y esa sensación de que te llame abuelo, es algo
maravilloso.
¿Cómo es José Luis Perales en esta nueva etapa como abuelo?
Soy
más abuelo. En el caso de los nietos, tengo una gran suerte porque los
tengo muy cerca. Van a un colegio muy cerca de mi casa en Madrid, con lo
cual los puedo disfrutar mucho. Mi momento actual es un momento muy
dulce: tengo un matrimonio que me funciona muy bien, tengo los nietos
cerca y dos hijos que veo casi todos los días; tengo una profesión en
donde todavía me reclaman para cantar en muchos países, no se puede
pedir más. Soy muy afortunado.
Este nuevo disco viene después de una larga ausencia, ¿qué ha hecho en todo este tiempo?
Es
una pausa de seis años en lo creativo, porque en el intermedio, hace
tres años, salió un disco que hice en directo desde un teatro de Buenos
Aires, pero es verdad que esta vez las musas se han retrasado un poco,
se han hecho perezosas (ríe). Creo que es porque es víspera de una
producción independiente; tu trabajo no te lo condiciona nadie, no hay
ninguna fecha que ninguna compañía de discos te ponga como tope para
entregar tu trabajo y, al hacerlo en mi estudio, he procurado hacerlo
bien, disfrutarlo mucho, no pasar nada por alto, y creo que la gente lo
ha percibido así, porque lo acaban de nominar a los premios Grammy de
este año.
¿Es cierto que ya se estrenó en la faceta de escritor?
Sí,
pero me falta la aceptación de los escritores de verdad (ríe). Me falta
la aceptación del crítico o de esa editorial que diga: ‘Hombre, pues me
gusta’. Pero, la verdad es que ha sido muy interesante emprender esa
obra de trabajar en un libro, que es una especie de saga familiar y de
personajes conocidos llevados a unos mundos absurdamente fantásticos.
Son dos libros, uno se llama La casa del agua, que posiblemente es la continuación del primero, Los fantasmas del Castro.
Ahora, falta ver qué me dicen los críticos de verdad. Si dicen: ‘Vale
la pena Perales’, o ‘sigue haciendo canciones, que es lo tuyo’ (ríe).
¿Tiene la ilusión de llegar a publicarlos algún día?
Muchísima
ilusión, me encantaría. Sin embargo, hasta que los demás no crean en
ellos, yo tengo mis dudas, porque creo que es una cosa muy seria ser
escritor de libros. He cuidado todo lo que he podido la forma de
expresar los paisajes, las historias, los personajes y el lenguaje,
porque no es lo mismo escribir una canción, que dura tres minutos, que
un libro con 200 ó 300 páginas.
¿No quiere decir que se olvidará de escribir canciones?
¡No,
qué va! Mientras haya cosas qué contar y cantar, seguiré escribiendo.
Me puedo cansar de las giras largas, de los viajes largos, porque la
edad te frena un poco, porque ya no estás para estos golpes; pero creo
que el escribir canciones es una cuestión de inspiración y esa viene en
cualquier momento y cualquier lugar. Mientras el bolígrafo puedas
manejarlo con la mano y escribir en un papel, y el corazón siga latiendo
y evocando cosas, historias y sentimientos, creo que no se puede dejar
de escribir.
Con más de 400 composiciones y 50 millones de discos vendidos, ¿cómo hace para que no muera la inspiración?
Uno
tiene que tener mucho interés por la vida y las cosas que pasan en tu
entorno; tu crónica como periodista es la crónica de lo que pasa a tu
alrededor, la mía es la misma que la tuya, solo que yo le pongo música y
esa es una canción.
Hace poco, en Viña del Mar, Marc Anthony le pidió que lo acompañara a cantar Y cómo es él. ¿Cómo vivió ese momento que resultó todo un homenaje para usted?
La
verdad es que cuando alguien hace una versión de mis canciones, me
siento muy pagado por ese trabajo que hice hace mucho tiempo. Lo de Viña
fue muy emocionante; yo era el presidente del jurado y Marc me miraba
como diciendo ‘no sé si pedirte que subas’. Le adiviné el sentimiento y
subí al escenario. Me encantó. A pesar de que la canción me quedaba un
tono y medio más alto, y él me lo advirtió, me lo dijo al oído, fue un
momento espléndido para todos.
¿Le alegra sentir que está dejando huella en muchos jóvenes?
Claro,
piensas que no has pasado en balde por la vida, que has hecho cosas que
no solamente le han interesado a gente de tu generación. Ves gente muy
joven que canta tus canciones y les preguntas por qué, qué hacen ahí
escuchando a un tío viejo como yo, y me dicen que formo parte de su
vida. Eso es fantástico, quiere decir que has dejado huella con tu
música y soy un ser muy agradecido con todas esas cosas.
Un mensaje para que los ticos se acerquen a ver su espectáculo.
Les
mando un abrazo fuerte, un agradecimiento muy sincero porque todas les
veces que he ido he sentido el cariño de la gente. Supongo que en el
bosque lluvioso seguirá lloviendo y que el volcán Arenal seguirá
haciendo de las suyas, me encanta vuestro país y vuestra naturaleza. Me
encantaría tener el tiempo de pasear, siempre que voy trato de escaparme
al bosque lluvioso, pero solo el hecho de ir ahí, ver a la gente y la
naturaleza me hace sentir muy bien.
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