martes, 1 de noviembre de 2016

José Luis Perales: A ti página en blanco

Hoy, de nuevo, como dos novios que se han dado un tiempo de respiro para evitar que el amor llegue a asfixiarlos, volvemos al encuentro  tú y yo, con el deseo irrefrenable de volver al amor, impoluto y ardiente, que dura entre los dos toda la vida, para volcar en ti, página en blanco, una música nueva,  para  vestir tu cuerpo de viuda solitaria y  salpicar de música ese desierto blanco que un día abandoné para contarle a todos que de nuevo las musas volaron nuestro cielo y llenaron de fiesta la soledad que amamos, y nació de nosotros de forma casi cruenta una nueva canción.  Y al estar frente a frente hoy de nuevo  te miro, y me duele mirarte, tan fría y tan inmaculada, tan vacía y tan triste, esperando que surja la caricia. Y una vez más, como en cada encuentro, la música y el verso se muestran perezosos, negándose a salir mientras no haya un motivo suficiente que provoque el deseo y la palabra.
Y yo, qué podría decirte para llenarte toda y que tenga sentido tu existencia. Cómo romper el hielo de este silencio mudo entre los dos. Es el drama de siempre, cuando después de un tiempo volvemos a encontrarnos sin saber qué decirnos después de ese saludo inevitable cargado de rutina. Cómo acercarme poco a poco a ti y despertarte, y contarte al oído algunas cosas que hagan estremecer ese páramo en el que te transformas después de tanta ausencia. Cómo volver a ser tan solo tú y yo, página en blanco, en el silencio que elegimos siempre para volver a vernos y para acariciarnos. Yo manchando de tinta tu vestido,  vaciándome entero. Tú recibiendo como lluvia fina el poema, que a veces sin llamarlo, se escapa de mi boca hasta desembocar en tu desierto, que en un claro de luna deja entrever la hierba, ya naciendo, para dejar de ser baldío y yermo. Cómo escribir en ti, página en blanco, algo que te despierte la sonrisa, que recupere del olvido el beso de aquel primer amor, o aquella despedida que quisiste olvidar y no has podido. Cómo escribir sobre tu cielo raso, algo que no te hiera, y convertir en bálsamo tu soledad de siglos desde que no nos vemos. Hoy tú, página en blanco, como siempre, después de tanto tiempo serás por esta noche toda mía. Sobre tu vientre inmaculado escribiré sin pausa hasta llenar de historias, de  música y palabras, silencios y secretos del alma, poemas inconclusos que quedaron pendientes algún día o historias que murieron al poco de nacer. Da igual de lo que hablemos y de lo que te escriba con tal de llenar en ti tanto vacío, que tú, página en blanco, me das miedo.
Es tanto el desespero cada vez que me siento frente a ti, con la duda perenne de parir algo nuevo que ofrecerte y que colme tu espera de tanta soledad sin escuchar la voz de mi guitarra, que buscando una nueva melodía te sorprenda una noche.
Sentado frente a ti, página en blanco, hoy me pregunto como tantas veces qué te puedo escribir que no esté escrito, y qué historia contarte que ya no esté contada; qué nueva melodía te podría inventar para llenar de música tu cielo, de hermoso contenido tu vacío, y de luz el cuaderno cerrado donde habitas en esa oscuridad, siempre esperando mi mano que algún día te despierte del sueño nuevamente para enjugar tus lágrimas.
Hoy vuelvo junto a ti, página en blanco, esperando que de nuevo las musas recuerden que aún existo. Sé que es mucho pedir tanta memoria, tan ocupadas ellas, yo tan terco a pesar de los años a vueltas con la música que despierta en mi pecho la pasión como cuando era joven, porque los sentimientos no envejecen y no hay mejor vehículo para hacerlos llegar al corazón.
Hoy sembraré de notas tu vestido para confeccionar la melodía que nos alegre el alma. Y buscaré de nuevo en mi memoria una historia de amor, que no por ser mil veces repetida, mil veces diferente y mil veces vivida, deje de ser hermosa y tan imprescindible como el aire.  Porque esta noche tú, página en blanco, dejarás que mis manos  se deslicen sobre tu piel de seda engalanando tu vestido inmaculado. Y es que tú y yo sabemos que este es nuestro momento deseado por encima de todos. El tiempo de crear, de perseguir estrellas, de llegar a la nada y regresar con ella. De frenar los latidos del corazón latiendo, de la belleza plena del encuentro contigo.
Pero hay que trabajar, página en blanco. Dejaron de sonar ya esos aplausos agradeciendo lo que ayer creamos, y hoy, que el corazón sigue latiendo, la música que calla quiere seguir sonando, y esta noche tú y yo, intentaremos juntos ese milagro de una nueva canción, que aún sin merecerlo pueda ser un regalo que nos caiga del cielo. No basta con soñar, página en blanco, quiero volcar en ti todos los sueños que a lo largo del tiempo fui guardando, para escribir sobre tu piel de luna en noches como ésta, en las que el corazón se nos desnuda desvelando secretos al compás de una música.
Empieza a amanecer, y esta mañana de tu virginidad ya ni te acuerdas, porque gracias al cielo has dejado de ser página en blanco.

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