lunes, 20 de agosto de 2012

José Luis Perales, a su propio ritmo

Hace más de seis años, cuando terminó su contrato con Sony Music, José Luis Perales decidió que quería ser un artista libre y hacer discos a su ritmo y a su gusto. El hombre con más de cincuenta millones de unidades vendidas en treinta años de trayectoria no firmaría más contratos. "Voy por ser libre. Tardo más en sacar un disco porque soy perezoso, pero es una buena fórmula hacer las cosas cuando quieres y eligiendo los mejores músicos. A la larga, el resultado es mejor. Te hace más libre no depender de una compañía", reconoce José Luis Perales.
La decisión funcionó muy bien artísticamente. El cantautor logró un nuevo reconocimiento de los medios especializados de España a partir de Navegando por ti , producido por Javier Limón. El cantante romántico entró en la nueva categoría de artista cool, sorprendiendo con arreglos de jazz que le sentaron muy bien a su estilo. "A partir del trabajo con Limón, entré en una fase distinta. Ahí arrancó una nueva historia que me atrapó bastante", confiesa el artista español, enamorado por estos días de los discos de Sting y Norah Jones.
De alguna manera, ese camino de reinvención de su estilo melódico se profundiza más en su nuevo trabajo, Calle soledad , que presentará el 11 de octubre, en el Gran Rex. Producido por su hijo Pablo Perales y tocado por un grupo de jóvenes músicos, sus nuevas composiciones ganan un audio contemporáneo, sobrio y de elegante sonoridad acústica. "Mi idea era aportar un sonido más acústico como el que lograron artistas como Neil Diamond o John Mayer, utilizando una guitarra y una voz que mi padre no lo había hecho, con un concepto americano de la mezcla. El se había tirado más al jazz en Navegando por ti , pero queríamos esa esencia acústica de cuando compone sólo con su guitarra."
Perales agrega: "Sobre todo porque él sabe muy bien lo que me gusta y adónde puedo llegar yo. Para mí, su aporte es de una modernidad para mi música. A partir del trabajo con Javier Limón, es cuando me empiezo a animar. Nos dimos cuenta de que eso ha funcionado muy bien. Tomé el riesgo de cantar solo con piano o con guitarra, que era algo que nunca había hecho, y es curioso, porque esos riesgos son los que más le han gustado a la gente joven".
-¿Tu forma de componer también se actualizó en función del nuevo sonido?
-Pues fijate que a la hora de componer no he evolucionado. Pero sí cuido más los textos. Maduras en muchas cosas. Huyes de lo comercial. Escribo lo que va fluyendo y lo que me deja feliz. Literariamente uso otras metáforas, hay menos obviedad, pero a nivel musical me rodeé de gente que me aportó mucho. Es un disco que podría cantar cualquier artista joven y no me siento extraño. No hay distancia entre estos músicos y yo. Me hicieron sentir más joven.
-¿Cómo es la rutina de escribir?
-La rutina mía es en la soledad absoluta. Me voy al campo, a una casa perdida en mitad de la nada. Me dedicó sólo a escribir y no me molesta nadie. Es como quien va a trabajar y, por la tarde, vuelve de la oficina. Paso ese día en la compañía del viento o del fuego de la chimenea. El único ruido es el crujir de la leña o de la lluvia en invierno. Siempre elijo esa época. Es mi tiempo para escribir. Por eso, mis canciones tienen esa melancolía. En el otoño, los labradores han sesgado el trigo y la mezcla con la lluvia crea un olor especial. Todo eso forma un todo y me tengo que encerrar en ese mundo para desarrollar mi trabajo. Soy incapaz de escribir una canción en primavera o en el verano. Sería una ordinariez. Sería una canción para bailar en la playa, pero yo no soy así.
-También hay en tu estilo y personalidad cierta melancolía
-Cuando era niño, vivía en una aldea de cien habitantes. El olor a estiércol de las cuadras, que los labradores sacaban para abonar el campo, marcaba el principio del otoño; entonces me recluía en el desván de mi casa y leía las poesías de Bécquer y todas sus leyendas que aprendí de memoria. Ahí descubrí que el mundo de la soledad puede ser apasionante. El otoño siempre ha sido una frontera en mi vida, una época en que me apetecía escribir, leer o pasear con una chica.
Antes que toda esa atmósfera creara el inventario de sus canciones románticas traducidas a varios idiomas -como el himno "Porque te vas", que vendió cinco millones de discos y fue adoptado hasta por artistas del rock como Attaque 77-, su historia se alimentó de las coplas y de la influencia beatle. "Mi padre cantaba muy bien flamenco y mi madre cantaba como una loca cuando lavaba los platos. La banda de sonido de mi infancia fue la copla, lo que sonaban eran los cantantes flamencos, como Juanito Valderrama o La niña de la Puebla. Después, en mi adolescencia, ya entraron los Beatles y The Animals con «La casa del sol naciente», que tocábamos con un grupo llamado los Lunic Boys. En el colegio de curas, nos explicaban el fenómeno de los Beatles. Incluso nos daban un local para ensayar y veíamos películas de Bergman. Era muy progre todo aquello", cuenta el artista cuyos conocimientos musicales le dieron una base para empezar a escribir canciones apenas salió de la universidad.
-¿Cómo pasaste de ser un aprendiz de canciones a ser un estrella de la canción española?
-Fue todo muy de golpe y casi traumático. Cuando salí del colegio, a los 20 años, empecé a buscar gente para que grabe esos primeros temas que hacía en mi guitarra. Así conseguí romper con la timidez. Iba a ver a un grupo que ensayaba en un local y buscaba a alguien para que después hablara del chico que escribía canciones. Mi idea era ser autor, escribir para que otros canten, hasta que un productor de Raphael escuchó temas míos en un casete sólo con mi guitarra y mi voz. Me buscó y me pidió que grabara. Le debo mucho a ese momento, aunque me costó una barbaridad. Yo le dije que no quería cantar, pero me empujó al estudio. Imagínate. Yo estudiando y trabajando para pagarme mi departamento de soltero en Madrid y mi Fiat 600 de tercera mano y sale un disco que se pone primero en Los 40 Principales con «Celos de mi guitarra». Lo de la música me parecía una broma. No pensé que pasaría nada. Así fue mi historia

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